martes, 4 de junio de 2013

La cordura de las cenizas (Jose Ángel de la Torre)

Procuré...
hacer de tí un embalse
para, siendo yo la presa...
no volver a sentir sed.
Y fracasé...
Tu abrazo fue agua potable
filtrándose por los poros de mi piel.
Conseguí comprender...
que tus ojos impermeables
tan solo buscaban la calma
de mis aguas mansas,
en mis manos blandas
por los pliegues de tu ser.
Y renacer...
Trillando a fondo tu cauce entendí...
que para reconducir caudales
debiéramos sopesar acueductos
por encima de los humedales.
Con el único fin...
de dejar de idealizarte
y así poderme acercar
sin vergüenza...
a la frescura de las cosas,
y a la llanura de tu conciencia.
Para redimensionarte...
con la paciencia precisa
que poseen las piedras preciosas.
Huéspedes de esa mirada de miel,
que es capaz de erizar
la cordura de las cenizas.
Alventando...
los latidos de mi ser
en un corazón hecho trizas,
y remendado...
con los golpes de tu piel.

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