Si tuviera que medir mi amor
en medidas de los Hombres
lo tendría que hacer
enumerando granos de arena
de los desiertos del mundo.
Tendría que hacerlo apresando estrellas
con una tela de araña
en la noche más noche...
En la noche más limpia de nubes
y brumas,
más plena de luciérnagas azules
en la yema roja de los sueños.
Si tuviera que medirlo
lo tendría que llevar a cabo
en el ábaco de los cinco grandes mares...
ola a ola, gota con gota
sobre todas las orillas mojadas
de la Tierra.
Intentaría lograrlo contando
y volviendo a contar
en todo lo incontable que puedo llegar
a imaginar...
pero por fortuna para mí
y para ti,
sólo tengo que medir mi amor,
mi amor por ti,
labio a piel, saliva con deseo
sobre el tiritar de tu pálida desnudez.
Desnudez cuajada de lindas pequitas
que como eclipses trémulos
nunca alcanzo a besar
en una sola noche en vela.
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