martes, 1 de octubre de 2013

A LA MUERTE DE FEDERICO (Pedro Jesús Cortés Zafra)



 Que lo sacaron de noche
cuando la luna alumbraba
por los caminos de sangre
que la muerte iluminaba.

Y fueron sus compañeros...
un pobre maestro de escuela
y un gentil banderillero.
Y la guardia traicionera
convirtió la noche en duelo.

Con charol en la cabeza
y botas de dura espuela,
hacen sonar sus fusiles
en un camino cualquiera.

Como en las Bodas de Sangre,
fluyó ésta por el suelo
empapando los terrones
que labraron jornaleros

La luna quedó asombrada
de tanta barbaridad
como viera en la quebrada,
muy cerca del olivar.

El campo se estremeció,
las estrellitas del cielo
corrían dando el mensaje
de lo que esa noche vieron.

Los gitanos de Granada
han quedado huerfanitos
del hombre que les cantaba
en romances infinitos.

Con un luto riguroso
los gitanitos estaban
y todos fueron al duelo
a la casa de Bernalda.

Doña Rosita lloraba
y con un lindo pañuelo
las lágrimas se secaba.
Lo lavó en el arroyuelo.

Y en el arroyito claro,
el de la fuente serena,
Antonio Torres Heredia
se paró a beber su pena.

Ignacio Sánchez Megías
lo recibió, con San Pedro,
para hacerle los honores
a su llegada a los cielos.

Coros de angelitos buenos
andan jugando a la rueda
cantándole la Tarara
por ver si su cara alegran

Y se formó un gran jolgorio
porque llegaba el más grande
cantándoles por zorongo
con viejas letras de antes.

  Pedro Jesús Cortés Zafra.

1 comentarios:

Anna María dijo...

Me sacaste unas lagrimas y el bello de punta, ¡Bravo Poeta!