Que lo sacaron de noche
cuando la luna alumbraba
por los caminos de sangre
que la muerte iluminaba.
Y fueron sus compañeros...
 un pobre maestro de escuela
 y un gentil banderillero.
 Y la guardia traicionera
 convirtió la noche en duelo.
 Con charol en la cabeza
 y botas de dura espuela,
 hacen sonar sus fusiles
 en un camino cualquiera.
 Como en las Bodas de Sangre,
 fluyó ésta por el suelo
 empapando los terrones
 que labraron jornaleros
 La luna quedó asombrada
 de tanta barbaridad
 como viera en la quebrada,
 muy cerca del olivar.
 El campo se estremeció,
 las estrellitas del cielo
 corrían dando el mensaje
 de lo que esa noche vieron.
 Los gitanos de Granada
 han quedado huerfanitos
 del hombre que les cantaba
 en romances infinitos.
 Con un luto riguroso
 los gitanitos estaban
 y todos fueron al duelo
 a la casa de Bernalda.
 Doña Rosita lloraba
 y con un lindo pañuelo
 las lágrimas se secaba.
 Lo lavó en el arroyuelo.
 Y en el arroyito claro,
 el de la fuente serena,
 Antonio Torres Heredia
 se paró a beber su pena.
 Ignacio Sánchez Megías
 lo recibió, con San Pedro,
 para hacerle los honores
 a su llegada a los cielos.
 Coros de angelitos buenos
 andan jugando a la rueda
 cantándole la Tarara
 por ver si su cara alegran
 Y se formó un gran jolgorio 
 porque llegaba el más grande
 cantándoles por zorongo
 con viejas letras de antes.
  Pedro Jesús Cortés Zafra.
martes, 1 de octubre de 2013
A LA MUERTE DE FEDERICO (Pedro Jesús Cortés Zafra)
Etiquetas: Pedro Jesús Cortés Zafra
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1 comentarios:
Me sacaste unas lagrimas y el bello de punta, ¡Bravo Poeta!
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