sábado, 4 de junio de 2016

UN DESAMOR POR DECRETO AJENO (FRANCISCO MARTÍN MARTÍN)

Ansiosa adolescencia, vigorosa,
que todo sentimiento magnifica,
de modo que cualquier joya preciosa
a mis ansias y anhelos crucifica
si luciendo su gracia donairosa
hasta a la furia de mi esperma implica.
Mas no hubo desamores con mis godas,
pues a mí me gustaban casi todas.
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Mi primer gran amor fue tempranero
y repleto de mágicos placeres,
siendo bien atrevido y duradero
hasta que su papá, con sus poderes,
no quiso a este humilde marinero
como consorte de su flor, y haberes.
Traslado laboral muy repentino,
fue la cruel artimaña de un ladino.
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Vertí por ella lágrimas sin cura,
y ella lloró por mí también lo mismo;
la quise con pasión y desmesura
hasta sentir tan hondo pesimismo
que temí cierto grado de locura
que fui tornando en sano conformismo.
Mas, aunque alguien amado no se olvida,
pronto di con la Diosa de mi vida.
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FRANCISCO MARTÍN MARTÍN (25-11-2015)
(Reservados todos mis derechos de autor)
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